RÍO DE JANEIRO, 3 ago (Xinhua) -- La imposición de aranceles por parte de Estados Unidos a las exportaciones brasileñas es una medida "política y arbitraria" que busca presionar a Brasil en las negociaciones bilaterales, comentó el profesor de la Fundación Getulio Vargas (FGV) Mauro Rochlin.
En una entrevista concedida a Xinhua, el economista señaló que la participación de EE. UU. en el comercio exterior brasileño se ha reducido considerablemente en las últimas décadas, pasando del anterior 25 por ciento de las exportaciones brasileñas a cerca del 12 por ciento en la actualidad.
"El 'tarifazo', en su versión final, fue menos violento de lo que se anunciaba inicialmente. Unos 700 productos quedaron fuera de los aranceles, lo que hace que apenas un 6 por ciento de las exportaciones brasileñas resulten efectivamente alcanzadas", explicó.
Aun así, Rochlin enfatizó que la iniciativa del presidente estadounidense, Donald Trump, no puede ser vista como un simple ajuste comercial.
"La medida es arbitraria y se usa como instrumento de presión política contra Brasil. Es parte de una estrategia estadounidense de forzar concesiones en otras áreas sensibles, como el sistema de pagos instantáneos PIX, el acceso a tierras raras y la regulación de las grandes plataformas digitales", afirmó.
Según el especialista, aunque el impacto macroeconómico sobre el PIB brasileño pueda ser limitado, la decisión de Trump genera incertidumbre y daña cadenas productivas en ambos países.
El experto de la FGV también calificó de "error estratégico" la insistencia de Washington en adoptar medidas punitivas sin evaluar sus efectos internos.
"El acero brasileño, por ejemplo, es esencial para la industria automotriz y de electrodomésticos de Estados Unidos (...) En el caso del café, la decisión es insostenible porque impacta directamente el bolsillo del consumidor estadounidense", dijo Rochlin.
Esto demuestra que los aranceles de Trump "no solo castigan a Brasil, sino que perjudican a empresas y consumidores norteamericanos", advirtió el economista, para quien "Brasil es un proveedor indispensable y tarde o temprano habrá correcciones para evitar inflación y escasez en ese mercado".
En opinión de Rochlin, Trump se vio obligado a retroceder parcialmente debido a las presiones de sectores empresariales estadounidenses que dependen del comercio con Brasil.
"La Casa Blanca anunció la exclusión de cientos de productos tras el lobby de importadores norteamericanos que comprendieron el costo de esta guerra arancelaria. La medida no obedece a criterios técnicos, sino a un impulso político y mediático, buscando mostrar fuerza frente al electorado interno a costa de dañar las relaciones bilaterales", apuntó.
Como una de las alternativas para hacer frente al "tarifazo" de Trump, Rochlin defendió que Brasil debe diversificar mercados y fortalecer sus lazos con los países del Sur Global.